lunes, 23 de agosto de 2010

Historias de perdedores: qué mola y qué no.

Para mí, lo que hace que una historia guste o no es que te quieras y te puedas sentir identificado con alguno de sus protagonistas.

Particularmente a mí las historias de perdedores son las que más me gustan. Me encanta Mejor... Imposible con Jack Nicholson, me encanta Lost in Translation con Bill Murray, qué grandes son The Big Bang Theory y The IT Crowd... Pero ¿qué hace que estas historias me enganchen? ¿Por qué me siento identificado con Melvin Udall, con Sheldon y Leonard y con Roy y Moss? ¿Por qué más identificado con ellos que con Kyle XY, por ejemplo? ¿Porque soy un geek? ¿Porque me siento inadaptado en un mundo abocado a la inconsciencia?

Puede que sea por las razones que acabo de decir, pero lo que creo que hace atractivos a estos personajes y por lo que mucha gente nos sentimos identificados con ellos es porque, por un lado, a pesar de ser un completo desastre en la mayoría de facetas de la vida, son especiales en algún sentido: Melvin es un gran escritor, Sheldon y Leonard son físicos prominentes y Roy y Moss son grandes informáticos, y por otro lado, porque tienen la capacidad y la voluntad de ser buenas personas a pesar de todas sus taras emocionales, y eso los hace atractivos. Además, a veces esa capacidad de ser buenas personas es a través de su inadaptabilidad y su ser especial, así que aquello que les hace especiales les hace vencedores a pesar de su ser perdedores.

Hay historias de perdedores que no me resultan atractivas. La última vez hablé de Kick-Ass en su versión cómic como ejemplo. La clave es que el protagonista no tiene opción de mejorar: todo le sale mal y todo le seguirá saliendo mal y, además, el cómic mata sistemáticamente todas las esperanzas. A mi juicio, la única esperanza que el protagonista tenía de que lo que estaba haciendo no fuese una locura era que Big Daddy fuese un superhéroe legítimo y en el último momento, esta esperanza se desbarata revelando a Big Daddy como un sociópata más. Además de que todo lo demás en la vida le sale absolutamente mal... y sin posibilidad de mejorar. Por estos motivos, ¿quién querría sentirse identificado con él? Una cosa es que se cumpla la máxima "la vida es una mierda" (aunque está por ver), y otra cosa es que en una historia ficticia no te den la oportunidad de escapar de dicha máxima.

Otras veces he dicho que no me disgustan los finales no-felices ni mucho menos; lo único que pido es que al menos se haya dado la oportunidad de poder escapar de la catástrofe, aunque esta oportunidad no se haya aprovechado o se haya visto frustrada en el último momento. Por eso no me gusta Saw.

Me dejo para el final Lost in Translation. En ella, Bob Harris es un gran perdedor a pesar de haber sido un triunfador. Lo que lo hace atractivo como personaje es que, a pesar de que todos sus trenes ya están tan lejos que ni se ven, es capaz de volver a sentirse vivo aunque el motivo sea tan ilusorio e inalcanzable como real y tangible.

No hay comentarios: