No, no es por el abundante mal gusto de las escenas, que ya de por sí sería una razón, pero no, ni tampoco porque gane el asesino. Es por lo tramposa de la película. Que sí, que todas las películas son tramposas por definición, ya lo sé, pero me refiero a las trampas que hace el malo. La clave de Saw es la siguiente: el asesino no puede perder nunca, nunca se arriesga realmente. A la gente que le gusta Saw siempre les pongo el mismo ejemplo: ¿les gustaría también una película de Superman en que no existiera la kriptonita(*)? Es decir, una película de Superman en que éste se dedicara a dar mamporros a diestro y siniestro sin crear la tensión de que en algún momento pudiera no ganar. Hombre, los primeros veinte minutos, cuando está salvando aviones y rescatando gatos de encima de los árboles, pues te entretiene, pero cuando ves que Lex Luthor no tiene ninguna baza para llevar a cabo sus planes, ya has terminado de verla.
Lo mismo pasa con Saw, te entretiene un poco al principio con esto de marear la perdiz sobre quién es el malo, pero cuando termina la película y te das cuenta de que en ningún momento se ha puesto en riesgo el tipo, que no hay kriptonita, vamos, la ilusión de película entretenida y justa con el espectador, desaparece.
Y es que para historia en que se persigue un objetivo, tan importante es que el bueno o el malo lo consigan, como que quede claro que podría no haber sido así.
(*) Si no lo digo, puede que entonces vuelva a tener esa discusión con Sheldon, pero Superman también es vulnerable a la magia.
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