viernes, 30 de octubre de 2009

Eso de la ESO

Hoy (29/11) me voy a la cama con una noticia regular (intento siempre que me es posible hablar sólo de las cosas buenas con las que me encuentro, pero en fin). Se trata de esta noticia sobre el ministro Ángel Gabilondo. En resumen, en una entrevista que le ha hecho Juan Ramón Lucas(*) en su programa En días como hoy ha esbozado la posibilidad de abrir el debate sobre ampliar (aún más) la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 18 años, debido en parte al gran abandono escolar que hay en el país. Se habla también de la necesidad de flexibilizar el sistema educativo para que no sea tan rígido. No sé cuál es el significado concreto de "flexibilizar" pero lo que sí sé es que desde la implantación de la ESO en España, se han creado nuevas asignaturas con respecto al viejo BUP, con lo que se han diversificado los conocimientos, cosa que en principio no es mala, pero se ha rebajado el nivel muchísimo en asignaturas básicas como las del área de Lengua, las Matemáticas (esto es clamoroso), la Física, la Química y la Filosofía, y eso no es tan bueno.

Creo que hay un problema mucho más de fondo que el simple abandono escolar y prueba de ello es la generación ni-ni que Dios sabe qué pasará con ellos cuando tengan 30 años. En cualquier caso, no tendremos que esperar demasiado para verlo.

Yo no sé cuál es la solución a estos problemas (de lo contrario, mañana llamaba a ZP y le comentaba), pero quizá pase por que los padres pasen un poquito más de tiempo con sus hijos ("Vamos, Apu, ¡si hoy en día con la tele se te crían solos!", Homer dixit), eso que se solía hacer de ir al campo con ellos, o al cine para luego comentar la película, o incluso tener la paciencia de enseñarlos a leer y algunas operaciones básicas cuando aún no van a la escuela. O estoy siendo demasiado sofisticado quizá, quizá se podría empezar simplemente con no comprarles el portátil que quieren cuando han suspendido todas las asignaturas(**), ni la play, ni la moto... Lo que quiero decir es eso que se ha dicho tantísimas veces ya pero parece caer en saco roto: que sí, que hay que educar a los jóvenes, cómo no, pero ¿no podría ser que hubiera que educar, aunque fuera un poquito, a los padres de hoy en día? Y que conste que yo entiendo que un padre no quiere que su hijo carezca de nada, pero pienso que a veces un poco de "no" no está de más (no es mía la frase "Un 'no' educa más que cien 'síes'").

(*) Me encanta Juan Ramón Lucas, quizá un día me recuerde a mí mismo que tengo que hablar de él y sólo puedo decir cosas buenas.
(**) Esto es una cosa que me alucina sobremanera: en mis tiempos (puedes llamarme abuelo cebolleta, sí), te caía una y eras un proscrito. Quiero decir, ibas a casa con una cara que no sabías cómo decírselo a tus padres (a mí me cayó un trimestre la Química de tercero y aún estoy por superarlo). Un mal estudiante, muy malo, era al que le caían tres o cuatro y él tenía conciencia de lo mal estudiante que era y primero se avergonzaba y después se esforzaba en intentar aprobar las que le habían caído. Hoy en día, a un estudiante razonablemente bueno le pueden caer dos o tres sin trauma ninguno y lo normal es que la gente suspenda seis, siete, y aquí no ha pasado nada, au contraire, se jactan de ello.

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